Escuela de Frankfurt

La Escuela de Frankfurt nace como el Instituto de investigación de las Ciencias Sociales en 1927. Alemania sufre un momento de crisis ideológica en la que está surgiendo el nacionalsocialismo. Este grupo de intelectuales judíos deciden montar un instituto en el que se discutan teorías económicas, jurídicas, filosóficas y psicológicas. Se pone en funcionamiento con dinero privado y no tiene demasiada relación con la Universidad de Frankfurt hasta que se decide que sea dirigido siempre por un catedrático de la misma. Esto permitirá que Max Horkheimer esté al mando de la misma durante muchos años.

Los integrantes del Instituto consideran que tienen que tener un método específico, y Horkheimer elabora una carta fundacional que firmarán todos. Horkheimer escribirá también un artículo llamado Teoría tradicional, teoría crítica (1937). Se sienten herederos de los filósofos de la sospecha y hacen una interpretación muy peculiar de Marx, cercana al kantismo. También interpretan, naturalmente, a Hegel y a Freud.

Uno de los autores más famosos sobre el psicoanálisis es Eric Fromm, que supera a Freud en muchas facetas. En el artículo de Horkhaimer, éste quería explicar la metodología que debían emplear en las ciencias sociales.

Cuando Hitler asciende al poder los miembros del Instituto se ven obligados a emigrar. Aunque se les ofrece asilo en la URSS, prefieren irse a EEUU, aunque algunos tienen problemas de adaptación. Walter Benjamín no consigue escapar y es atrapado. Posteriormente se suicida ante la perspectiva de la ejecución o de acabar en un campo de concentración.

Al acabar la Segunda Guerra Mundial vuelven a Frankfurt y refundan el Instituto. Sus autores más importantes de la primera época son 2 del círculo interno: Horkheimer y Adorno, aunque también es muy importante Ernest Bloch (Principio de esperanza).

Todos los autores que firmaron el manifiesto de Horkheimer – en especial Adorno -caen en la cuenta durante la Segunda Guerra Mundial de que no era suficiente el método acordado para abordar todos los problemas que se produjeron a partir de ese gran conflicto.  Reflexionaron sobre que si bien el nazismo era un movimiento moral y estético, su método no debía ocuparse sólo de cuestiones epistemológicas, sino también de cuestiones morales y estéticas.

Theodor Adorno (1903 – 1969)

Adorno es famoso por su extensa obra sobre ética y estética, pero también tiene varias obras importantes más: Dialéctica negativa, llamada así en contraposición a la “dialéctica positiva” de Hegel, Mínima moralia, que reflexiona en parágrafos al estilo nietzscheano sobre cuestiones cotidianas, y otra con Horkhaimer escrita prácticamente en su totalidad en EEUU: Dialéctica de la Ilustración.

Además de ser filósofo tenía una gran sensibilidad para el arte, fue un violinista notable e hizo varias obras atonales. Era amigo de Thomas Mann, e incluso le ayudó en las partes musicales de la novela El doctor Fausto. Es conocido en mofa como “el mandarín de la cultura”. Lo pasó bastante mal en EEUU por el choque de costumbres. Su vida acabó de manera desagradable ya que durante los acontecimientos de mayo del 68, poco antes de morir, revolucionarios como Foucault usaron textos suyos en pancartas, y él, lejos de ser un revolucionario, estaba desagradado con que sus obras se utilizaran para esos fines.

Dialéctica negativa – Adorno se propuso reformular la dialéctica de Hegel, la dialéctica positiva: tesis/ antítesis/ síntesis, formulada por la izquierda hegeliana. La idea es que el Espíritu (la razón), cuando se va desplegando puede mantenerse y plasmarse en una idea, en su contrario y plasmarse definitivamente en una síntesis. El Espíritu siempre se encardina en el mundo, se positiviza, se hace real en el arte, en la religión, en la filosofía y en las instituciones. Tras vivir el horror de la Segunda Guerra Mundial reflexiona sobre que si la Dialéctica positiva acaba en los gulag y en Auswitch, acaba entonces en el “mal radical”, en palabras de Kant y luego de Hannah Arendt. Por ello él cree que se puede hablar de Dialéctica, pero que no debe positivizarse. Las críticas más comunes a este pensamiento de Adorno es que de este modo no puede avanzarse. Adorno advirtió que puede tomarse una decisión, pero en última instancia y siempre abierta a revisiones, lo que puede hacer, según sus detractores, que caiga en el escepticismo.

Lo que probablemente Adorno buscaba es que la gente se mantuviese despierta ante los totalitarismos. Su razonamiento es que siempre que se alcanza una síntesis una tesis se impone sobre la otra, el buscará más bien la unión, la “constelación”, según su propia nomenclatura de ambas tesis. Lo general necesita de lo particular; el ser humano necesita estas dos constelaciones.

Para entender la obra de Adorno hay que tener muy en cuenta su cita “La exageración forma parte de la verdad”. Su crítica exagerada era la única manera de que las cosas cambiasen, según el. Otra de sus citas es “Sólo son verdaderos los pensamientos que no se comprenden a sí mismos”, que va en contra de Hegel y los totalistarismos; un pensamiento correcto necesita de otros que se le opongan y le enriquezcan.

Dialéctica de la Ilustración – La escriben en 1940 Horkhaimer y él. Tiene varios “excursus” o capítulos. Critica el concepto tradicional de Ilustración.