domingo, 17 de abril de 2011

¿Es libre el individuo en sociedad? El punto de vista compatibilista.

Hablaremos en este punto de la teoría acerca del origen de las instituciones de J.Searle para luego establecer la relación existente entre el individuo y la sociedad.

Partimos del supuesto, ya aristotélico, de que toda actividad humana esta sujeta a la habituación, esto es al hábito, y las acciones habitualizadas tienen un carácter subjetivo para el individuo. Los procesos de habituación anteceden a los procesos de institucionalización. Una institución surge cada vez que se da una tipificación recíproca (ello requiere de dos o más individuos) de las acciones habitualizadas que son accesibles a los individuos de un grupo social.
La sociedad es un proceso dialéctico continuo entre externalización, objetivización e internalización.
En la vida social, entre los individuos, hay una larga lista de actividades unas se cristalizan en una institución y otras en cambio no.
Aquellas que cristalizan es a causa de que el grupo de individuos forman un cuerpo de conocimiento referido a tales actividades. Ese conocimiento es indispensable para la programación institucional de esas actividades. Ese conocimiento, además, permite la existencia de un vocabulario técnico y específico de esa actividad y de una serie de “recetas” que permiten desarrollar la actividad correctamente.  Ese conocimiento es una verdad objetiva y mediante él se objetiviza todo el sector del mundo social luego es obvio que ese conocimiento es indispensablemente necesario para la institucionalización.
El individuo como sujeto tiene inherente la posesión de consciencia quien retiene sólo una pequeña parte de la totalidad de experiencias humanas, esa parte retenida se sedimentan. De no producirse dicha sedimentación, el individuo, no podría hallar sentido a su biografía.
Se produce, de este modo, una sedimentación intrersubjetiva cuando varios individuos comparten una biografía común cuyas experiencias se incorporan a un depósito común de conocimiento. La sedimentación ínter subjetiva puede llamarse verdaderamente social sólo cuando se ha objetivizado en cualquier sistema de signos, es decir, cuando surge la posibilidad de objetivizaciones reiteradas de las experiencias compartidas y  sólo entonces hay posibilidad de que esas experiencias se trasmitan de una generación a otra y de una colectividad a otra. El lenguaje es quien se ocupa de esas actividad de trasmisión; el lenguaje es la base para la transmisión, es quien objetiviza experiencias compartidas y  las hace accesibles a todos los que pertenecen a una misma comunidad lingüística.
Decimos que, cualquier comprensión teórica adecuada de la realidad social, requiere un proceso dialéctico compuesto por 3 momentos:
- Externalización
- Objetivización
- Internalización
Estar en la sociedad es participar continuamente en su dialéctica. Y la socialización es el proceso por el que un individuo se hace miembro de la sociedad. Ese proceso consiste en que el individuo asuma el mundo en el que vive el que es también el mundo en el que viven otros. Esto es, en palabras de J.Searle :

 “Entre el “él” y el “yo” hay una vinculación subjetiva de series de situaciones entre sí. Luego ahora no comprendemos nuestras mutuas definiciones de las situaciones compartidas sino que también las definimos recíprocamente”.

Existen distintos momentos de socialización así como existe la socialización primaria en la que se internaliza el mundo familiar que es aquel que se da en el contexto de los padres y familiares más directos. En la socialización secundaria es donde ya el individuo adquiere cierto grado elevado de autonomía y empieza a internalizar el mundo institucional.
Para que existan las instituciones es necesario que exista la “intencionalidad colectiva” que genera el “hecho social” y de éste surge el “hecho institucional” que lo definiremos como una subclase de hecho social.
Las instituciones cumplen una función agentiva. Distinguiremos aquí entre función agentita y función no agentita.
Una función agentiva  es aquella que necesitan, para mantenerse, una continuada intencionalidad por parte de los usuarios. Por ejemplo, las bañeras para que continúen existiendo necesitan de de que los usuarios las usen.
Una función no agentiva es aquella que continua cumpliendo de su función sin requerir a algún usuario.
Las instituciones decimos que cumplen una función agentiva dado que tienen su origen primigenio en la intencionalidad colectiva y esto es en un grupo de individuos que de su no existencia la institución no hubiera existido o desaparecería. Como dijimos anteriormente para la existencia de las instituciones es necesario de los hechos institucionales quienes están regulados por reglas. Introduciremos otra distinción, distinguiremos entre reglas constitutivas y reglas regulativas.
Las reglas regulativas son aquellas que regulan actividades previamente existentes; regulan algo que existe ya, previamente, antes de la regla.
Las reglas constitutivas crean la posibilidad, además de regular, de ciertas actividades. Estas reglas vienen en sistemas y la tesis que sostiene J.Searle es que los hechos institucionales existen sólo en sistemas de reglas constitutivas.
Para llegar a la creación de un hecho institucional es necesario el lenguaje además de los hechos sociales quienes entrañan formas simples de conducta colectiva. La intencionalidad colectiva asigna un status a un fenómeno (convención). Dicha asignación es la que origina un hecho institucional (creado por un acuerdo) que se convierte en una regla constitutiva. Así pues, en otras palabras, a un fenómeno hay que asignarle convencionalmente (esto es de manera colectiva) un status. Una vez llevado a cabo ese acuerdo se origina la regla que no es otra cosa que darle al fenómeno una función. Es importante decir que no hay hechos institucionales sin hechos brutos puesto que ha de haber algún hecho físico al que podamos imponer un status.

Dedicaremos un espacio al lenguaje dado que es él quien es esencialmente el elemento constitutivo de la realidad institucional pues las palabras son parcialmente constitutivas de hechos. Aunque hemos de decir que el propio lenguaje es ya una institución.
El lenguaje posibilita la creación de una realidad institucional y es indispensable epistémicamente además de que permite la difusión, perpetuación y  comunicación de los hechos sociales así como también de los hechos institucionales.
El lenguaje no sólo es importante a nivel institucional sino que el lenguaje es un elemento constitutivo de la sociedad y de la identidad individual de cada sujeto.
El lenguaje es el único medio de comunicación entre individuos que permite la socialización sin el lenguaje el individuo probablemente se encontraría aislado y el aislamiento se vincula directamente con la posibilidad de socialización deficiente; luego el lenguaje es necesario a nivel institucional pero también es sumamente necesario para la supervivencia de un grupo de individuos. Algunas escuelas lingüísticas entienden el lenguaje, además de cómo medio de comunicación entre los seres humanos, como la capacidad humana que conforma la cognición, es decir, el pensamiento.

Una vez creada la institución a partir de la asignación a un fenómeno de un status y de la creación de un sistema de reglas constitutivas, dentro de una institución necesitamos distinguir entre tres elementos:
1)      creación institucional de un hecho institucional
2)      existencia continuada
3)      representación oficial

La creación institucional de un hecho institucional es básicamente lo que hemos venido explicando hasta ahora. Esto es que de un fenómeno concreto dada una intencionalidad colectiva se le otorgar de manera convencional, un status a partir del cual se crean una serie de hechos sociales originándose a partir de éstos una serie de reglas constitutivas cristalizando todo ello en una institución quien crea los hechos institucionales.

La existencia continuada se entiende porque los individuos directamente implicados en un número suficiente de miembros de la comunidad relevante deben seguir reconociendo y aceptando la existencia de esos hechos; Puesto que el status queda constituido por la vía de aceptación colectiva del mismo. Y la función para ser cumplida requiere el status, así para que funcione todo resulta esencial que exista una aceptación continuada del status.

La representación oficial es sinónimo de “indicador del status”; puesto que los hechos institucionales existen sólo por acuerdo humano, en muchos casos requieren representaciones oficiales lo que es una analogía a “indicadores del status”. Los indicadores del status sirven para otras cosas así como para funciones expresivas o epistémicos entre otras (por ejemplo, la firma es un indicador del status. El lenguaje, que hemos caracterizado anteriormente, es un indicador del status que además de ser un indicador del status es un constituyente de la realidad).

Esta tesis de J.Searle nos lleva a afirmar el “constructivismo social”, es decir, a decir que la realidad está socialmente construida. Lo que, a la vez, nos conduce, a decir defender el realismo externo puesto que la realidad socialmente construida presupone una realidad independiente de todas las construcciones sociales dado que ha de haber algo a partir de lo cual poder construir. Este algo es la realidad bruta (realidad ontológicamente objetiva de la que se parte para construir la realidad social). Es decir, nuestras prácticas cotidianas presuponen el realismo externo. La idea del realismo externo conlleva a la defensa de la verdad como correspondencia luego las representaciones son verdaderas si y sólo si las representaciones se corresponden con la realidad.


Haremos mención ahora a la relación entre individuo y sociedad.
Para J.Searle la intencionalidad es sinónimo de “dotación de contenido” esto significa que la intencionalidad indica que alguien asocia cierto significado a un objeto. Busca, el autor, explicar las intenciones colectivas como una forma de intencionalidad y posee las siguientes ideas que enunciaremos a continuación:

-         El comportamiento intencional y colectivo existe y no es la suma de comportamientos intencionales individuales.
-         La intencionalidad colectiva no puede reducirse a la intencionalidad individual.
-         La sociedad se compone de individuos. Es decir, sociedad existe en cuanto a que existen individuos y no existe por si misma.
-         La intencionalidad social (del grupo) es independiente de la intencionalidad que tenga cada uno de los individuos que formen el grupo.
-         La intencionalidad colectiva presupone un sentimiento de que el otro es un “actor social” (parafraseando a J.Searle) que puede participar en una actividad colectiva.

El hombre ocupa una posición peculiar dentro del reino animal. A diferencia de los demás mamíferos superiores no posee ambiente específico de su especie firmemente estructurado por la organización de sus propios instintos. La organización de los instintos del hombre puede calificarse de subdesarrollada si se la compara con la de los demás mamíferos superiores. Por supuesto que el hombre tiene impulsos pero ellos son sumamente inespecíficos y carentes de dirección. Esto significa que el organismo humano es capaz de aplicar el equipo del que está dotado por constitución interna a un campo de actividades muy amplio.
Plantea Portmann que si se examina la cuestión en términos de desarrollo orgánico cabe afirmar que el periodo fetal del ser humano se extiende hasta el primer año de vida. En el caso del animal, en cambio, se completan dentro del cuerpo de la madre. De este modo el organismo humano continúa el desarrollo biológico aún habiendo entablado ya relación con su ambiente. Esto cobra significación cuando además añadimos que ese ambiente es tanto natural como humano. Es decir, que el ser humano en proceso de desarrollo se interrelaciona no sólo con un ambiente natural determinado sino también con un orden cultural y específico. Con esto decimos que la supervivencia de la criatura humana depende de un orden natural y social/cultural.
La formación del “yo“ humano debe entenderse como una interrelación entre el “yo” y el “proceso social” y entre el “yo” y el “desarrollo del organismo”.
Los presupuestos genéticos se dan al nacer pero no sucede eso con el “yo” tal cual se experimenta más tarde como identidad reconocible subjetiva y objetivamente.
El organismo humano carece de los medios biológicos necesarios para proporcionar estabilidad al comportamiento humano.
La humanidad específica del hombre y su socializad están entrelazadas íntimamente; Si la existencia humana quedara reducida a los recursos de su organismo sería una existencia en especie de caos, empíricamente inaccesible aunque concebible en teoría. La existencia humana se desarrolla empíricamente en un contexto de orden, dirección y estabilidad.
El orden social es un producto humano y por ende “artificial” (no natural). Es una producción humana realizada en el curso de su externalización.
El orden social no se da biológicamente ni deriva de datos biológicos. Tampoco se da en el ambiente natural luego no puede derivarse, obviamente, de las “leyes de la naturaleza”
El orden social tiene génesis y existencia. Tiene génesis dado que es el resultado de la actividad humana; tiene existencia puesto que sólo existe en cuanto a la actividad humana siga produciéndolo.
Diremos que aunque el orden social no derive de datos biológicos hemos de decir que el orden social es una necesidad que surge del equipo biológico.

El organismo afecta a cada base de la actividad constructora de la realidad y el propio organismo resulta afectado por esa actividad.
Existe una coexistencia continuada de la animalidad y sociabilidad del hombre. Resulta entonces posible hablar de una dialéctica entre naturaleza y cultura (decimos dialéctica luego negamos la existencia de la clásica dicotomía cartesiana entre cuerpo y mente que derivó en  la diferenciación entre naturaleza y cultura). Es una dialéctica entre el sustrato biológico del individuo y su identidad producida socialmente.

Así como el organismo afecta, la sociedad también interviene en el funcionamiento del organismo; de esta manera ciertas funciones biológicas intrínsecas se estructuran socialmente (sexualidad, nutrición, por ejemplo) y también la sociedad determina la manera en que se usa el organismo en una actividad (como por ejemplo: la expresividad o el porte).

La conclusión a lo que expone J.searle en su tesis sobre las relaciones entre el individuo y la sociedad es que la sociedad pone limites al organismo pero no determina totalmente al individuo dado que el organismo también limita a la sociedad.
El hombre está biológicamente predestinado a construir y a habitar un mundo con otros; no es concevible la autonomía en el sentido de un individuo no integrado en la sociedad puesto que el sujeto para sobrevivir necesita de los otros, de la sociedad y de la cadena y organización que ésta posee.
Ese mundo, que habita el hombre se convierte, para él, en la realidad dominante y definitiva. Sus límites los traza la naturaleza pero una vez construido ese mundo vuelve a actuar sobre la naturaleza. En la dialéctica entre la naturaleza y el mundo socialmente construido el propio organismo humano se transforma. En esa misma dialéctica el hombre produce la realidad y por tanto a él mismo.
Ni el organismo sería capaz de desarrollarse sin la existencia de la sociedad, es decir sin la ayuda y cooperación de un grupo de sujetos; ni tampoco el “yo” como identidad personal podría llegar a cristalizarse sin la existencia de la sociedad. Y tanto el individuo como la sociedad se ven limitados el uno por el otro. Así decimos, haciéndonos eco de la teoría de J.Searle, que el individuo no determina plenamente a la sociedad dado que la sociedad pone límites a los sujetos pero éstos no son inmunes y ponen límites a la sociedad.

Negamos, como hemos dicho anteriormente, la dicotomía entre naturaleza (biología) y cultura y por ende entre cuerpo y mente. La cultura es la forma que cobra la biología; las diferentes culturas son las distintas formas que puede manifestarse una subestructura biológica subyacente. La conexión entre naturaleza y cultura es la misma conexión que presenta J.Searle a lo largo de la teoría entre consciencia e intencionalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario